Después de años de rumores y peleas públicas, Oasis finalmente se reencontró con el público argentino. A las 20.30, con el Monumental a oscuras, el estallido fue inmediato: Liam y Noel Gallagher aparecieron juntos, y el estadio explotó en una mezcla de incredulidad y celebración. La reconciliación se materializó en vivo y el regreso fue todo lo que los fans imaginaron.

Durante dos horas, la banda de Manchester repasó lo mejor de su etapa dorada, recordando por qué Definitely Maybe y (What’s the Story) Morning Glory? marcaron a toda una generación. Fue un show pensado para emocionar, romper gargantas y agitar la nostalgia.

El arranque fue con “Hello”, que desató un grito colectivo. Nunca faltan las remeras con el logo “oasis” ni los pilusos que ya son parte del uniforme emocional de sus seguidores, y esta vez el ritual se repitió a lo grande.

El setlist siguió con bombas: “Acquiesce”, “Morning Glory”, “Some Might Say”, y después una seguidilla que levantó hasta a los más escépticos: “Bring It On Down”, “Cigarettes & Alcohol” y “Fade Away”. Las pantallas gigantes acompañaron con visuales psicodélicas, archivos de la banda y momentos capturados del propio público, que estuvo encendido de principio a fin.

Ya entrada la noche llegaron infaltables como “Supersonic”, “Roll With It”, “Little by Little” y “Stand by Me”. Los Gallagher, lejos de los viejos rencores, se mostraron cómplices: Liam caminó los bordes del escenario, agitó sus maracas y jugó con la gente, mientras Noel alternó sonrisas y miradas casi fraternales. Hubo hasta un choque de puños que desató aplausos espontáneos.

Uno de los momentos más fuertes llegó con “Live Forever”, dedicada a Diego Armando Maradona, cuyo rostro apareció en pantalla. El Monumental se vino abajo. Después, “Rock ’n’ Roll Star” reafirmó por qué el debut de Oasis sigue siendo intocable.

Para el tramo final guardaron los himnos. “The Masterplan” abrió la parte más emotiva antes de la pregunta de Noel: “¿Están preparados?”. La respuesta fue inmediata cuando arrancó “Don’t Look Back in Anger”, cantada por el estadio completo como una misa laica del rock británico en suelo argentino.

Después llegaron “Wonderwall” y un cierre apoteósico con “Champagne Supernova”, acompañada de fuegos artificiales y un abrazo entre los Gallagher que selló una noche histórica.

Desde aquellas primeras noches en el Luna Park, Oasis construyó una relación especial con el público local. Más de una vez definieron a los argentinos como “los más intensos del planeta”. Noel, en una vieja entrevista, lo decía con humor: “En los aeropuertos me quieren arrancar un brazo para llevárselo de recuerdo”.

El jueves Noel fue visto saludando fans en el hotel; el viernes recorrió Recoleta y pasó por La Bombonera, fiel a su fanatismo futbolero.

Este domingo, la banda repetirá en River su segundo show, otra cita que promete quedar marcada para siempre en la historia de la música en vivo en Argentina.